Ya sea que se tenga una competencia en puerta o que se desee mejorar alguna marca, los entrenamientos constantes son la clave para mejorar en cualquier disciplina. Sin embargo, siempre que se desarrolla una preparación física de gran intensidad, es necesario que el cuerpo descanse y se relaje de la gran exigencia que tuvo; es decir se recupere.
Existen dos formas en las que el organismo puede reponerse de una actividad de gran intensidad: recuperación activa o pasiva. Esta última consiste básicamente en dejar que el cuerpo repose por completo y no haga ningún tipo de ejercicio; esto acompañado de una buena alimentación. Ahora bien, la otra modalidad en la que el cuerpo puede rehabilitarse es mediante una rutina de movimientos ligeros. A continuación te contamos en qué consiste esta última modalidad.
¿Qué es la recuperación activa?
La recuperación activa es una forma de rehabilitación que radica en poner en movimiento al cuerpo, realizando ejercicios ligeros y de bajo impacto para las articulaciones; implica que el atleta intervenga en su propia recuperación. Llevar a cabo esta modalidad también conlleva un cambio cognitivo, pues hace que el cuerpo cambie de chip y se adapte a otra forma de ejercicio.
Ahora bien, ¿por qué es importante pasar por un proceso de recuperación? El cuerpo se mantiene constantemente en un trabajo intenso para funcionar de forma correcta y encontrarse en equilibrio, a pesar de los cambios constantes a los que se enfrente; esto se conoce como homeostasis. Por tanto, después de una actividad intensa en la que los pulmones, el corazón y, en general, todos los órganos se mantienen en un incesante trabajo para funcionar bien y lograr mantener esa estabilidad, las células necesitan restaurarse.
Además, durante el ejercicio, los músculos sufren desgarros o alguna inflamación que vuelve necesario un proceso de regeneración que evite lesiones o algún otro daño en estos tejidos.
Beneficios de la recuperación activa
Llevar a cabo una recuperación activa trae consigo muchos beneficios para los atletas; entre ellos los siguientes:
- Aceleración de la regeneración de los tejidos: de forma natural, los tejidos musculares suelen recuperarse entre uno y dos días. Sin embargo, al desarrollar ejercicios ligeros, se acelera este proceso de regeneración, lo cual permite no limitar ni pausar la actividad física por mucho tiempo.
- Mejor circulación sanguínea: la recuperación activa, a través del desarrollo de movimientos ligeros, permite que haya un incremento del flujo sanguíneo. Esto provoca que el cuerpo tenga un mejor flujo arterial y oxigenación, así como un mejor tránsito de oxígeno hacia otras partes del cuerpo. Sin duda, esto no solo permite mitigar los dolores producidos, sino también proveer de nutrientes a los músculos para un mejor funcionamiento.
- Eliminación de ácido láctico: al desarrollar actividades de mucha intensidad se produce ácido láctico, una sustancia causante de dolores y fatiga muscular, la cual puede eliminarse a través de la actividad física; claro, de poca intensidad. Sin duda, en estos casos la recuperación activa es una gran oportunidad para aliviar los dolores producidos después de un entrenamiento y minimizar la fatiga producida en los músculos.
Cabe destacar que la fatiga muscular es consecuencia de una actividad de alto impacto, la cual implica más que un agotamiento, pues hace que estos tejidos reduzcan su funcionamiento y dejen de contraerse y relajarse, lo que provoca que los atletas tengan que pausar por completo su actividad física.
- Reducción del estrés y la ansiedad: otro de los beneficios de poner en práctica esta rehabilitación es que el cuerpo sigue produciendo endorfinas que son neurotransmisores del cerebro que generan una sensación de bienestar y satisfacción en el cuerpo.
- Disminuye el riesgo de lesiones: finalmente, la recuperación activa, al ayudar al cuerpo a tener un mejor funcionamiento después de una actividad física intensa, reduce la posibilidad de sufrir alguna lesión, pues el organismo actúa de forma adecuada para minimizar estos riesgos.
Ejercicios que forman parte de una recuperación activa
Son muchas las posibilidades de ejercicios y movimientos que pueden realizarse durante una recuperación activa, ya sean ejercicios de fortalecimiento, estabilidad, equilibrio o flexibilidad. Algunos de ellos son los siguientes:
- Yoga: esta práctica física es una gran oportunidad para relajar la musculatura, ya que con sus asanas y técnicas de respiración se beneficia la movilidad y flexibilidad de los músculos y articulaciones sin mucho impacto.
- Natación: este deporte es otra opción para ayudar a la recuperación de la musculatura, ya que consta de movimientos suaves y ligeros que no implican una gran exigencia para estos tejidos y, por tanto, no agravan su condición.
- Ciclismo: andar en bicicleta es otra forma de ejercicio que permite aumentar la frecuencia cardíaca y mejorar la circulación sanguínea sin que esto represente un mayor estrés sobre los músculos y las articulaciones; por tanto, es otra posibilidad de actividad física que puede ponerse en práctica.
- Caminar: sin duda, una de las opciones predilectas dentro de la recuperación activa es caminar, ya que conlleva un incremento de frecuencia cardíaca y, por tanto, una activación de la musculatura y del sistema cardiovascular; todo esto sin ejercer mucho esfuerzo.
- Estiramientos dinámicos: corresponde a estiramientos suaves y controlados que mejoran la movilidad del cuerpo y le permiten ganar flexibilidad de forma gradual.
Estos son algunos ejercicios que pueden desarrollarse durante la recuperación activa; lo recomendable es que cada sesión dure como máximo 40 minutos. Recuerda que siempre es importante acudir con un especialista que te apoye en estas situaciones. En nuestras secciones de Yoga, Natación, Ciclismo y Running puedes encontrar accesorios, ropa y calzado cómodo para cada una de estas actividades físicas de menor intensidad.
