Todos amamos al deporte más famoso del mundo, pero ¿Sabías que sus primeros pasos como idea deportiva se dieron en asia? Te invito a recorrer las diferentes culturas del mundo para descubrir dónde se inventó el futbol.
El Cuju es el antecesor oficial de nuestro balompié según la FIFA y nació hace 300 años antes de Cristo. Precisamente, en la antigua China donde se practicaba como ejercicio militar. Cuentan los historiadores que se utilizaban pelotas de cuero rellenas de plumas y pelo que debían atravesar una portería hecha con cañas de bambú. Los jugadores podían usar cualquier parte del cuerpo para trasladar el balón, excepto las manos.
Años después, el Cuju fue adaptado por los vecinos japoneses durante el periodo Asuka (600 dC) con el nombre de Kemari, donde la pelota debía mantenerse en el aire pasándola al compañero y no se podían usar los brazos.
La versión mesoamericana del futbol
Hace 3000 años, en México y algunos países de Centroamérica, los aztecas jugaban al ullamaliztli, aunque los Mayas lo conocían como pok-ta-pok o pitz (En la actualidad, se conoce a este deporte como Ulama). Los jugadores usaban sus caderas y sus nalgas (no se permitía usar pies ni manos) para pasar el balón de caucho al lado contrario. Más adelante, se incorporó un aro de piedra que al tocarlo daba puntos y si la pelota lo atravesaba por el centro se consideraba como anotación o gol. La revista National Geographic reconoció a este entretenimiento (y ritual) como el primer deporte en equipo del mundo.
Una escena muy divertida de este juego se puede ver en la película animada “El camino hacia el Dorado”(2000).
Los parientes europeos del balompié
Hay tres deportes en el Viejo Continente que comparten muchas similitudes y se los considera parientes lejanos del futbol. El primero en aparecer fue el Episkyros (375 aC) originado en la antigua Grecia donde 12 jugadores por equipo debían cruzar una línea con el balón para marcar su “gol”. En este juego utilizaban las manos, los pies y la violencia para superar la meta indicada en campo rival. Se cuenta que Alejandro Magno jugaba Episkyros y que era bastante individualista (¡Pasela más seguido, mi Rey!).
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