El béisbol ha sido, desde sus inicios, uno de los deportes más apasionantes y populares en México.
El Salón de la Fama del Béisbol Mexicano, ubicado en Monterrey dentro del parque Fundidora, es un lugar sagrado que honra a las leyendas que han dejado una huella imborrable en el rey de los deportes en el país.
Abierto al público de martes a domingo de 10:00 de la mañana a 7:00 de la noche, podrás disfrutar de las leyendas de este país.
Y Martí Mx te llevará a través de la rica historia de este icónico recinto, desde su creación en 1939 hasta su consolidación como uno de los pilares del deporte en México.
Orígenes del salón mexicano de la fama del béisbol
La historia del Salón de la Fama del Béisbol Mexicano se remonta a 1939, cuando el reconocido periodista capitalino Alejandro Aguilar Reyes, mejor conocido como “Fray Nano,” promovió la creación de este espacio para honrar a los mejores beisbolistas del circuito mexicano.
Inspirado por el Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown, que abrió sus puertas ese mismo año, “Fray Nano” tuvo la genial idea de establecer un lugar similar en México.
Fray Nano, fundador de la Liga Mexicana de Béisbol y del diario deportivo La Afición, vio la necesidad de contar con un espacio donde se pudiera reconocer a los jugadores más destacados.
Aunque en esos años no se compilaban estadísticas detalladas en la Liga Mexicana de Béisbol, se destacaron nombres como Ángel Castro, Agustín Bejerano, Martín Dihigo, y Lázaro Salazar, quienes se convirtieron en los primeros inmortales contemplados.
Los primeros inmortales de nuestro deporte
El proceso para seleccionar a los primeros inmortales comenzó con una votación realizada a través del diario La Afición.
De esta votación surgieron cinco nombres que pasarían a la historia como los primeros en ser honrados en el Salón de la Fama: Lucas Juárez, Antonio Delfín “Lañiza,” Julio Molina, Leonardo “Najo” Alanís, y Fernando “Cocuite” Barradas.
Estas figuras legendarias sentaron las bases para lo que se convertiría en un santuario para los grandes del béisbol mexicano.
Una segunda generación que venía en hombros de gigantes
Durante muchos años, la idea del Salón de la Fama quedó en el olvido, hasta que en la década de 1950, la revista Hit volvió a tocar el tema, aunque sin mucho éxito en ese momento.
Fue la Asociación de Cronistas de la Ciudad de México la que retomó la idea y organizó una segunda votación.
Esta vez, se eligieron a figuras tan importantes como Ángel Castro, Martín Dihigo, Epitacio “La Mala” Torres, Lázaro Salazar, Ramón Bragaña, y Genaro Casas.
Con esta segunda generación de inmortales, el Salón de la Fama volvió a cobrar vida entre los aficionados al béisbol.
Monterrey: El lugar idóneo para alzar este templo del deporte
No fue sino hasta 1971, durante la Convención de Béisbol en Ajijic, Jalisco, cuando se fijaron las bases para la construcción del Salón de la Fama en un lugar permanente.
En esa convención, Antonio Ramírez Muro, presidente de la Liga Mexicana de Béisbol, y Rodolfo González Castillo, presidente de los Sultanes de Monterrey, presentaron un proyecto que fue bien recibido por los participantes.
Finalmente, la sede se otorgó a la ciudad de Monterrey, gracias al apoyo de Cervecería Cuauhtémoc y su director, Eugenio Garza Sada.
En mayo de 1971, se decidió oficialmente que Monterrey sería el hogar permanente del Salón de la Fama, aprovechando la ubicación estratégica de la ciudad en el mapa beisbolero del país y su importancia como un punto de referencia para los aficionados al béisbol.
La gran inauguración de el Salón de la fama mexicano
En la majestuosa inauguración del Salón de la Fama del Béisbol Mexicano tuvo lugar el 10 de marzo de 1973 en los jardines de la Cervecería Cuauhtémoc en Monterrey, ahora parque Fundidora.
La ceremonia contó con la presencia de importantes figuras del béisbol, incluyendo a Bowie Kuhn, Alto Comisionado del Béisbol de las Grandes Ligas; Antonio Ramírez Muro, presidente de la Liga Mexicana de Béisbol; y Horacio López Díaz, presidente de la Liga Mexicana del Pacífico.
Durante la ceremonia, el Lic. Arturo Suárez Luna, en representación del Gobernador de Nuevo León, hizo la declaratoria oficial, mientras que Alejandro Garza Lagüera, director general de Cervecería Cuauhtémoc, dio un emotivo discurso destacando la importancia del Salón de la Fama para preservar la historia del béisbol en México.
Un recinto siempre a la altura de los tiempos
Desde su inauguración, el Salón de la Fama del Béisbol Mexicano ha crecido y se ha consolidado como un espacio de referencia para todos los aficionados al béisbol.
Bajo la dirección de Rafael Domínguez García, el museo ganó fama y prestigio, y durante cuatro décadas, Cervecería Cuauhtémoc lo patrocinó, asegurando su desarrollo y mantenimiento.
Hasta la fecha, 207 personas han sido enaltecidas al Salón de la Fama del Béisbol Mexicano, entre ellos 145 beisbolistas, 7 managers, 11 ampayers, 21 cronistas y 23 directivos.
De estos, 41 fueron electos póstumamente, 103 ingresaron en su primera oportunidad, 154 por votación, 22 por votación especial y 31 por designación directa.
Además, el Salón de la Fama cuenta con áreas interactivas donde puedes experimentar la emoción del béisbol de primera mano.
Desde simuladores de bateo hasta exhibiciones interactivas, estas instalaciones están diseñadas para involucrar a los visitantes de todas las edades y mantener viva la emoción del béisbol.
El salón de los Inmortales, del deporte rey de México
Durante 40 años, las placas con las efigies de los personajes privilegiados estuvieron en exhibición en el Nicho de los Inmortales, un lugar especial donde se respiraba respeto, honor y solemnidad.
Este espacio se convirtió en un símbolo de la grandeza del béisbol mexicano y en un punto de visita obligada para todos aquellos que desean rendir homenaje a las leyendas del deporte.
A la altura de la Hall of Fame MLB
El Salón de la Fama ha cumplido un papel fundamental no solo en honrar a las grandes figuras del béisbol, sino también en reconocer logros y hazañas de equipos, jugadores, ampayers, directivos y cronistas.
Este reconocimiento no se limita a México, ya que el Salón de la Fama ha ganado un reconocimiento internacional, captando la atención de medios deportivos de todo el mundo.
Hoy por hoy tenemos un Salón de la fama al nivel de otro como el Hall of Fame de las Grandes Ligas.
Un legado nacional de un deporte muy querido por los mexicanos
El Salón Mexicano de la Fama del Béisbol es una auténtica joya del deporte mexicano, un lugar donde la historia, el respeto y la admiración por los grandes del béisbol se entrelazan.
Desde su fundación en 1939 por “Fray Nano” hasta su consolidación en Monterrey en 1973, este recinto ha sido testigo y guardián de las glorias del béisbol en México.
Como amante del béisbol, visitar el Salón de la Fama es una experiencia única, una oportunidad para conectarte con la historia, celebrar a las leyendas y sentir el latido del deporte que tanto amas.
Gracias al continuo apoyo de don Alfredo Harp Helú, el Salón de la Fama sigue adelante, preservando y honrando la memoria de los más destacados en el béisbol mexicano, y asegurando que su legado perdure para las futuras generaciones.
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Una respuesta
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